San Pedro, con sus dos barrios separados longitudinalmente por la vega y el río Quéjola, los que se comunicaban por medio de un vado que existía en el río y hacen pensar que contarían con algún puente rústico construido con palos de madera para el paso de peatones, cuando el caudal del agua hiciera aconsejable su uso.

Buscando la solución de comunicación entre los dos barrios, la Corporación Municipal, con fecha 2 de Septiembre de 1888, acuerda nombrar a don Pedro Bernabé, el que según parece era un excelente artista en la rama de la construcción, para que se encargara de la "composición" de un puente sobre el río Quéjola; obra que llevó a cabo con piedras de sillería y manera perfecta, según los entendidos sobre el particular.

Mira por donde los azares de la vida han permitido que, a los 105 años de aquella construcción, se encargara José Bernabé, sobrino nieto descendiente de aquel constructor, de la demolición del puente. Esto ocurriría el 23 de Octubre de 1993, cuando estaba presenciando la acción demoledora, Francisco Bernabé, hermano de José, y por tanto también descendiente de aquel constructor. Se pudo observar que Francisco, estaba presenciando un acto poco agradable para él, puesto que cuando en su faena demoledora, la máquina demoledora, hacía su trabajo, Francisco aparentaba estar padeciendo los efectos en los más profundo de sus sentimentalismo, sin que dejara de susurrar los perfectos detalles en la construcción de la obra que estaban demoliendo.

Si las lágrimas son manifestación externa de lo que se siente en el alma, no se pone en duda de que Francisco estaba haciendo un esfuerzo para que éstas no afloraran sobre sus ojos.

Esta experiencia anterior nos la relata Agustín López Munera, que se encontraba en aquellos momentos al lado de Francisco Bernabé, como así queda reflejado en su obra "Desde mi Atalaya, Crónicas de San Pedro."

Sobre el lugar que ocupara el citado PUENTE DE LA MADRE se ha construido otro de placas metálicas de pocos milímetros de espesor y tierra apisonada alrededor de dichas placas; su anchura ha permitido una holgada y doble circulación sobre el mismo. Su capacidad de paso de agua aparenta ser algo menor que la del puente anterior.